Festival Electrónica

Como novedad, el festival comenzó un día antes para celebrar su aniversario, invitando a una leyenda viva de la música electrónica, Manuel Göttsching, que presentó en directo su clásico E2-E4.
El que fuera líder de Ash Ra Tempel se suma a otros nombres clásicos, como los de Thomas Köner –uno de los primeros artistas que actuó en LCE el año de su inauguración– o Laraaji, acercándolos a la sabia nueva representada por Roly Porter en esa nueva deconstrucción del ambient. Y ya no de clásico, sino de enciclopédico (pasará a la historia), podemos calificar el trabajo de investigación de la síntesis analógica y digital desarrollada por Keith Fullerton Whitman, junto a quien estarán dos de los artistas británicos que están reescribiendo el nuevo devenir electrónico: por un lado, Raime, desde las coordenadas del techno; y, por otro, Hype Williams, desde el dub. Y desde Seattle, TheeSatisfaction, con un hip hop que nos habla como ninguna otra ciencia de la negritud en todo su esplendor.
Y sí ya veníamos de una edición, la del 2011, que evidenciaba como pocas la maravillosa fecundidad y capacidad de infección del virus electrónico, capaz de dejar su marca en cualquier otro estilo, este último año algunos de los mejores trabajos electrónicos nos han llegado de artistas que vienen de otros terrenos, como los del rock (Nate Young y Blues Control, presentes en el festival, no así Pete Swanson, ausente por temas académicos). Y el festival se hace eco de esta mutabilidad incesante, que es síntoma de potencialidades y de futuro inagotable. Esas barreras estilísticas, geográficas, temporales parece que se han esfumado para siempre, aunque sea desde los reductos más microscópicos de la electrónica desde donde muchas veces surgen las nuevas formas y contenidos.