Economía de combate
La crisis saca lo peor de cada uno, extiende las fronteras de lo correcto y relativiza comportamientos poco deseables. Con ella la única religión es la del todo vale.
La crisis económica esta dejando demasiados cadáveres en el camino. Son muchos los que se mantienen a flote ahogando a su vecino. Los proveedores luchan a muerte y los clientes, felices, piden más por menos. Es sorprendente, pero en apenas un par de años hemos perdido los valores sobre los que se cimentaba una competencia cabal. El precio prima por encima de la calidad y devoramos fast food en restaurantes de diseño. La cultura del low cost se ha convertido en el estándar. Pero no todo vale, cuando amaine el temporal empezaremos a ver las heridas de una sociedad miedosa y mezquina que, por interés, está aupando a los mediocres: Pan para hoy y hambre para mañana.
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