La Fundación para la Innovación y la Prospectiva en Salud en España (FIPSE) participará en el encuentro sobre Evaluación socio-económica de la investigación en salud que se celebrará del 29 de junio al 1 de julio en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander, dirigido por Alfonso Beltrán, Subdirector General de Programas Internacionales de Investigación y Relaciones Institucionales del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y Director General de FIPSE, y Galo Peralta, Director de Gestión del Instituto de Investigación Sanitaria de Valdecilla (IDIVAL).
FIPSE participará en la mesa redonda dedicada a Las estructuras para la competitividad, la sostenibilidad y el crecimiento de los sistemas de salud, dentro del espacio dedicado a Riqueza y bienestar social. Nuevos instrumentos de cooperación y colaboración para el desarrollo de proyectos de I+D.
Antonio Díaz, director de operaciones de la Fundación, hablará sobre los Instrumentos de acompañamiento y aceleración de proyectos de I+D y presentará el modelo desarrollado por FIPSE, cuyo objetivo es trasladar a la sociedad productos , procesos y servicios comercializables o que acaben por formar parte de los servicios de nuestro Sistema de Salud para beneficio de todos los ciudadanos. Se trata por tanto de sacar partido a la inversión en I+D y sacar a flote la innovación que se genera en el ámbito de las unidades de innovación de los centros hospitalarios, implementando mecanismos eficaces de transferencia de tecnología y comercialización y de protección del conocimiento.
Innovación y sostenibilidad
El curso, dirigido al conjunto de agentes del sistema, públicos (investigadores, gestores...) y privados (empresas, parques científicos y tecnológicos...), abordará tanto los principales aspectos ligados a la investigación e innovación que inciden directamente en la viabilidad económica de los sistemas de salud, como las iniciativas de fomento de la innovación desde la demanda para garantizar la calidad de la asistencia y su sostenibilidad, como los temas relativos a la medición y evaluación, en términos económicos y sociales, de la inversión en I+D+i en el ámbito de la Salud.
La participación, como ponentes, de representantes de las administraciones, de iniciativas empresariales y de expertos en evaluación de políticas públicas de ciencia y tecnología permitirá una aproximación a las distintas actuaciones que en materia de evaluación se están poniendo en marcha para evidenciar el impacto y el efecto que sobre la economía real tiene la financiación de la I+D+i en Salud.El objetivo último es avanzar en el diseño e implementación de instrumentos de financiación de la investigación e innovación biomédica más eficaces y eficientes, que aseguren un aumento de la rentabilidad económica y social de la inversión pública.Las políticas públicas de investigación en Salud han permitido, en las dos últimas décadas, un incremento sustancial de la productividad científica de los investigadores españoles en el ámbito de las ciencias de la salud, generando un gran número de artículos en revistas científicas de prestigio internacional que nos han situado en una posición de liderazgo en determinados ámbitos dentro del concierto internacional.
Sin embargo, según los organizadores, queda mucho recorrido para aprovechar y dar valor real al conocimiento generado en el ámbito de las instituciones públicas de investigación, para aprovechar los resultados obtenidos en el laboratorio por los hospitales, por las universidades y los centros de investigación. Algunos de ellos, como el CSIC o el Instituto de Salud Carlos III, se encuentran entre los más prestigiosos a escala mundial en la publicación de hallazgos científicos en las revistas más relevantes del sector, pero su capacidad para convertirlos en realidades tangibles, en productos, procesos o servicios de valor añadido, debe evolucionar de la misma forma.
Evaluación y rentabilidad
La evaluación, en sentido amplio, debe convertirse en una herramienta indispensable para favorecer la traslación de los resultados de la investigación al mercado, para orientar la investigación a la aparición de soluciones concretas a los principales problemas de salud de la ciudadanía, de la sociedad. Por un lado, estableciendo mecanismos de evaluación de carácter estructural que permitan identificar los principales problemas que sigue arrastrando nuestro sistema de I+D, y que tienen que ver, entre otros, con la valorización del conocimiento, con las microestructuras dedicadas a la investigación y con la separación de la ciencia básica y la aplicada en la falsa creencia de que una genera sólo conocimiento y la otra retornos económicos.
Por otro lado, evolucionando los sistemas de medición de la rentabilidad económica y social de la inversión en investigación en Salud. Las políticas y programas de investigación deben ser evaluados en términos de valor añadido, en términos de creación de empleo, de incremento del PIB nacional, de retorno de la inversión. Y no solo los programas dirigidos a financiar proyectos de desarrollo tecnológico y de investigación aplicada, sino también las actuaciones orientadas a fomentar la investigación básica, ya que una buena parte del cambio tecnológico se cimienta, en nuestro días, en las innovaciones basadas en la ciencia fundamental.
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