
El boom de la tecnología 4G-LTE y de la fibra óptica, la competencia feroz entre las grandes operadoras por liderar el mercado de las telecomunicaciones fijas y móviles y sus reflejos mediáticos, dejan fuera de la foto al otro gran protagonista real: el satélite. Un satélite que desde hace unos años asiste a un verdadera revolución tecnológica, que resultará transcendental para todos: la industria, las operadoras Telco, los Media y los ciudadanos. Una tecnología con decenas de años de historia, que está sufriendo una convulsión que, para los que nos encontramos inmersos en este mercado, no puede por menos que sorprendernos en el presente y llenarnos de esperanza en el futuro.
A nadie se le escapan las multimillonarias inversiones en los despliegues de fibra óptica, que están permitiendo llevar a los hogares velocidades de 100 Mbit por segundo con una alta calidad. El problema es que estos despliegues son muy caros y conseguir grandes coberturas no es sencillo. Además, al aplicar criterios de rentabilidad, muchas zonas urbanas y, por supuesto, suburbanas quedarán fuera y sólo podrán acceder a un ADSL de muy limitada capacidad. Algo similar ocurre con los despliegues 4G y 3G. Puede haber cobertura en un lado de la calle y no en otro. En una sala del aeropuerto, y no en otra, y desde luego muy difícil, lejos de las áreas urbanas y ni parece que haya operadoras dispuestas a poner una estación repetidora para dar servicio a un centenar de vecinos.
Pero ¿y si fuésemos capaces de dar 100 Mbit por segundo, garantizando un 100% de cobertura en un país o en un continente? La segunda parte es fácil, la primera no tanto… todavía. Quizás sean necesarios unos meses o unos pocos años, pero no más. La respuesta está en el satélite.
Carrera espacial
Eutelsat situó en órbita hace tres años un satélite, el Ka-sat, con una capacidad aproximada de 90 Gbps. Si tenemos en cuenta que un satélite convencional tiene una capacidad de 3 o 4 Gbps, el Ka-sat es capaz de gestionar 30 veces más tráfico, o dicho de otra forma, equivale a 30 satélites convencionales. La clave de esta capacidad es el uso de las bandas de frecuencia llamadas Ka, donde el espectro disponible es muy superior al de las bandas comúnmente usadas Ku y C. Además, existe la posibilidad de conseguir un alto nivel de reuso de frecuencias gracias a que los beam (las zonas de cobertura) son ahora mucho más pequeños.
Echostar dispone de un satélite similar en Estados Unidos y ya se empieza a hablar de satélites, que serán lanzados en los próximos 10 años, con capacidades superiores a los 500 Gbit por segundo. Es decir, un satélite equivalente a 200 satélites similares a los que hoy ocupan la mayoría de las posiciones orbitales.
Estos avances anticipan un cambio de modelo que tendrá enormes y positivas consecuencias para todos, desde la industria y las empresas a las instituciones y ciudadanos. Basta mirar un poco atrás para ver la tendencia. Así, en 2001 el equipo de telecomunicación vía satélite necesario en la casa del cliente (una antena parabólica de menos de un metro y el correspondiente módem) costaba en torno a los 5.000 €, la instalación era muy compleja y costosa y el servicio estrella en aquel momento, de 2 Mbit por segundo, superaba los 2000 €/mes. Hoy hablamos de equipos de cliente de 200 €, instalables por el propio usuario, y servicios de 20 Mbit por segundo cifrados en torno a los 29€ mes. Asistimos a un aumento de la capacidad y una reducción de costes exponenciales.
Y esto es sólo el principio, Chris Johnston, Vicepresidente de Marketing de Xplornet declaró recientemente que “Las redes de la próxima generación nos ayudarán a alcanzar el objetivo de eventualmente ofrecer velocidades de hasta 100 Mbps. Hemos hecho algunas pruebas que nos da la confianza de que podemos hacer eso. Ahí es donde nos dirigimos, y el objetivo es estar allí en 2017”.
Solución de futuro
Está claro que el satélite no es rival para la fibra óptica. Pero ¿qué ocurre en aquellos lugares en los que no hay ni habrá nunca fibra óptica? Seguramente Europa no es el gran mercado para el satélite, pero ¿qué ocurre con África, Asia o Latinoamérica?
Cualquiera que visite África podrá comprobar que la telefonía fija no llegó a desarrollarse en los hogares porque la telefonía móvil ofrecía algo parecido, incluso mejor, sin necesidad de realizar grandes inversiones y obras de infraestructura. Llegó con tal fuerza que hizo que dejase de tener sentido llevar cables a los hogares. Millones de hogares y empresas a los que no llega ni un solo par de cobre a los que la única forma de ofrecer servicio es mediante tecnología inalámbrica y es aquí donde el satélite juega un papel importantísimo. Por supuesto, el 3G y el 4G también, pero con ellos se produce una nueva paradoja. ¿Cómo comunicamos las estaciones base de telefonía móvil en muchas ciudades? Instalar estaciones base de telefonía móvil en regiones o ciudades remotas no es muy complejo, pero claro, esas estaciones bases han de estar conectadas a la red para terminar esas llamadas. De nuevo, el satélite vuelve a ser la mejor solución y también la única.
Según la NSR (Northern Sky Research) más de 20 satélites HTS han sido ya encargados a los distintos fabricantes y están en proceso de fabricación. Satélites que ofrecerán servicios de alta calidad en distintos países emergente de África, Asia y América. La pregunta que debemos hacernos es si tiene hoy sentido ponerse a cablear estos continentes cuando, a corto y medido plazo, podemos ofrecer, en cualquier punto, 20, 30 o incluso más Mbit por segundo.




Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.10