Burbuja 2.0
Se empieza hablar de una nueva burbuja, menos dañina que otras anteriores como la "punto com" y la inmobiliaría, pero burbuja al fin y al cabo. Hablo de la burbuja 2.0.
Nadie duda del éxito de la Web, ya no podemos vivir sin ella, y un alto porcentaje de la población tiene una casa en propiedad. Ni una ni otra son intrínsecamente malas. Las burbujas son exageraciones, malformaciones, tumores que transforman lo normal en "enfermedad". Asistimos a la fiebre 2.0, a la sobre valoración del papel y del protagonismo de blogs, de las redes sociales, de Twitter, de You Tube y, más recientemente, de Pinterest. Aparecen gurús de nuevo cuño, se publican libros, se crean nuevas profesiones...
Hay mucho desaprensivo vendiendo "burras" y no son pocas las empresas que las han comprado. Estar en una red social, tener un community manager o no parar de tuitear no es garantía de éxito. Hace unos días un amigo, director comercial de una multinacional, me confesaba su pasión por Twitter. Cuando me dijo que estar en Twitter no costaba, le pregunté cuanto tiempo dedicaba a tuitear. Calculó que unas dos horas a la semana. Le pedí que dividiera su sueldo mensual por las horas que trabaja al mes y que luego lo multiplicara por 8 = una jornada laboral al mes, ese es el coste real de su Twitter. Probablemente será más productivo que se dedique a vender. Basta mirar alrededor, atender a comentarios y leer opiniones para darnos cuanta de que las cosas se están sacando de quicio. El problema es que el exceso de expectativa genera frustración y esta frustración provocará el rechazo de algo que es intrínsecamente bueno: la Web 2.0.
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