La cúpula de Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC), la empresa pública presidida por Enric Ticó, y los socios de referencia de La Masella, la familia Bosch Aymerich, han empezado a diseñar por fin cómo será el consorcio público-privado que gestionará las estaciones de La Molina y la Masella.
La unión es un paso más en la colaboración entre
ambas estaciones de esquí, según ha explicado Ticó a este medio. El
pacto que ha provocado que esta temporada, entre otros, realicen la
comercialización turística bajo una única marca.
“Discutimos varios modelos, pero aún no tenemos claro cuál será el
final”, reconoce el directivo. Tanto la empresa pública como la estación
dirigida por Xavier Nolla han rehusado contratar a una consultora para
que dé forma al proyecto. “Es un trabajo interno”, afirma Ticó.
Asimismo, deja claro que optimizar el servicio y rebajar los costes de
explotación pasa, en primer lugar, por hacer una reestructuración de
personal. Actualmente hay unas 215 personas trabajando entre ambas
estaciones, que generan otros 1.000 puesto de trabajo indirectos.
Cúpula
Además de unificar las tareas que se realizan cada día en las
estaciones, operativas en invierno y verano, también integrarán los
cuadros directivos. Según el presidente de FGC, en las primeras
reuniones de trabajo aún no se ha definido con exactitud el papel que
desempeñará cada socio. “Podríamos, por ejemplo, repartir el negocio
para que cada uno se encargue de gestionar una área en concreto”,
señala.
La unión de La Molina y Masella no significa que FGC privatice, por el
momento, la gestión de la estación. “En la fase actual del proyecto no
es necesario hacer ningún cambio de propiedad, aunque en el futuro no se
descarta”, aclara el presidente. Por ahora, “la estación no está en
venta, ya que no existe ningún comprador con una oferta interesante”.
Gestión mixta
En este momento, FGC apuesta por abrir la gestión de sus estaciones de
esquí al capital privado para tener una oferta más competitiva. “Nuestro
objetivo es tener beneficios y reinvertirlos”, declara Ticó. Un plan
que ya ha aplicado en las estaciones de Port Ainé y Espot un año después
de desembolsar 16 millones de euros para quedarse con su propiedad. FGC
ha conseguido incrementar el valor de su comercialización creando un
paquete turístico premium junto a Baqueira-Beret, de capital privado, y
la de Tabascan, de propiedad municipal.
La única estación de FGC que no entra en la nueva estrategia de
explotación es la de Vall de Nuria. La propiedad está en manos del
Bisbat de la Seu d'Urgell y la empresa pública tiene una concesión muy
larga para su explotación.
La Molina cerró el ejercicio 2010, el último con los datos publicados,
con unos beneficios de 273.000 euros. Los resultados de Vall de Núria
fueron prácticamente planos, con una cifra positiva; y Espot y Port Ainé
perdieron 1,2 millones de euros. El directivo de FGC asegura que ha
diseñado un plan para que regresen a los números azules en tres años si
la meteorología se lo permite.




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