
Cambio Climático
Bajando a Madrid esta mañana, al mirar por el retrovisor, se me ha aparecido la Sierra del Guadarrama, nevada y espléndida. La mañana era fría y con esa vista blanca he pensado en el COP25: parecía que la meteorología llevaba la contraria a la Cumbre del Clima y al calentamiento global.
Estamos de paso en un planeta que no es nuestro y como mínimo nos debemos exigir el máximo respeto hacia él. El ser humano es destructor por naturaleza y terriblemente egoísta. Piensa en pequeño, en lo que a él le afecta. Y el medio ambiente quizá sea su principal víctima. Consumimos recursos naturales, agotamos sus fuentes, contaminamos, ensuciamos, somos consumistas irresponsables… y no parece que las nuevas generaciones sean mucho mejores. En cuanto al clima, creo que se exagera en lo relativo a nuestra capacidad de intervenir en él. Los avances científicos nos permiten cambiar el curso natural de muchas cosas como la fertilidad, la genética, la enfermedad. Pero nuestra capacidad para cambiar el clima me parece algo excesivamente pretencioso ¡ójala pudiéramos!
En esta cuestión hay múltiples discursos y dos principales: el científico y el ideológico, y yo me quedo con el primero. Entre todos, algo realmente difícil, debemos tratar de conocer, objetivamente, la situación del planeta y qué posibilidades tenemos de intervenir en positivo. Es decir, logar un diagnóstico y, en su caso, establecer una terapia y sumarnos a ella desde el compromiso personal. El problema es que el populismo facilón se ha apoderado de una parte importante del discurso ideológico y seguirá ahí mientras le interese, sin aportar ni análisis realistas ni soluciones viables.
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