Una variedad ancestral

Primera vendimia de la moneu

Ángel Cano | 341 Viernes, 15 de Septiembre de 2017

Bodegas Torres ha anunciado la primera vendimia de la moneu en el Penedès, la variedad de uva tinta ancestral localizada cerca de Querol (Tarragona) hace casi veinte años y sometida a un largo y exhaustivo proceso de recuperación.

La moneu, variedad ancestral

La moneu fue presentada oficialmente ayer miércoles por Miguel Torres, director general, y Mireia Torres, directora de Innovación y conocimiento, quienes explicaron el proyecto de recuperación de variedades ancestrales que inició Miguel A. Torres hace más de treinta años y gracias al cual se han podido rastrear y recuperar cerca de cincuenta variedades. La moneu es una de las seis variedades ancestrales con gran potencial enológico con la que se está experimentado con mayor intensidad con la colaboración del Instituto Catalán de la Viña y el Vino (INCAVI).
 

La primera vendimia en el Penedès de la moneu supone un paso adelante en la recuperación del patrimonio de esta región vitivinícola milenaria, haciendo aflorar variedades de antes de la llegada de la filoxera. Según Miquel Torres Maczassek, “la moneu es una joya enológicamente hablando y estamos convencidos de que puede aportar valor al Penedès, no sólo porque es una uva autóctona que permitirá hacer vinos realmente únicos, sino también porque es muy resistente a la sequía y a las altas temperaturas, lo que la hace especialmente interesante de cara al cambio climático”.
 

Posible solución de futuro

La viña es especialmente sensible al aumento de las temperaturas y la sequía, que son consecuencia del cambio climático y provocan un adelanto en la vendimia, lo que podría llegar a afectar a la calidad de los vinos. Por ello, los viticultores procuran retrasar al máximo la maduración de la uva con técnicas aplicadas a la viña, ya que la correcta maduración de todos los componentes de la uva es clave en la configuración final del vino.
 

Aun así, la vendimia de este año en el Penedès ha empezado unos diez días antes de lo habitual. En cambio, la moneu plantada en el Castillo de la Bleda, a pocos kilómetros de Vilafranca del Penedès, está prevista cosecharla a finales de septiembre cuando alcance su punto óptimo de maduración. Esta maduración más pausada de la variedad la hace especialmente interesante, ya que permitirá elaborar un vino más fresco y equilibrado, huyendo de la corpulencia y del elevado grado alcohólico que suelen tener los vinos que provienen de uvas sometidas a altas temperaturas.
 

Según Mireia Torres, “las pruebas y microvinificaciones que hemos hecho hasta ahora con la moneu dan como resultado vinos con un intenso aroma de fruta fresca y perfumada. Tienen una acidez marcada, buena concentración y taninos equilibrados”.

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