Día sin coches
Un alto directivo de una multinacional norteamericana, harto de que el viernes fuera un día casual, encargó varios centenares de corbatas y las iba entregando a los empleados a medida que llegaban al trabajo, vestidos con vaqueros, polos y camistas y con la cabeza puesta en el fin de semana. "No entiendo -decía- que le tengamos que regalar todas las semanas un día a nuestros competidores". Lo decía porque ese día, casual, no se visitaban ni se recibían clientes.
Un martes sin coches en la Gran Vía madrileña refleja un estado de opinión excesivamente casual que recuerda la pintada de "jubilación a los 25 años". El buenismo es maravilloso, pero ¿quién lo paga? Que yo sepa, no somos un país rico y, sin haber salido de la crisis, hemos vuelto a la zona de confort entendida como una carta diaria a los reyes magos ". Hay muchas maneras de desterrar el coche de nuestra vida, pero mejor hacerlo en horas no lectivas. Propongo un día sin coches en las carreteras y en fin de semana ¿a ver qué pasa?
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