Gowex y el MAB: In memoriam
¿Qué nos lleva a emprender una fuga hacia delante cuando sabemos que ya todo está perdido?
Ambición y pasión se unen en la aventura de Jenaro García y Gowex. Ambición por crear una gran empresa y pasar a la posteridad, esó si, ganando mucho dinero y repartiendo poco. Pasión por una idea, aunque fuese equivocada. A la espera de una auditoría forense que explique cómo Gowex y con qué apoyos pudo crear semejante entramado, sólo queda el análisis de los tontos útiles que le acompañaron en ese viaje a ninguna parte.
Si Gowex llegó donde llegó fue porque estaba en el MAB y la gente dió por hecho que eso era garantía suficiente de veracidad. Ni el MAB, ni numerosas instituciones, ni los medios de comunicación -que en los últimos años auparon hasta el delirio a Jenaro García- ni los accionistas, ni nadie, se pararon a pensar cuál era el negocio de Gowex y su viabilidad. El éxito llama al éxito y nadie cuestiona lo que pueda haber debajo. Y Jenaro García se limitó a vender éxito, el éxito de una empresa formada por ejecutivos sin trayectoria y equipos juniors con un modelo de negocio apoyado en la publicidad que acompañaba un wifi gratuito y no siempre de buena calidad.
Cuando se comentaban estos extremos en público, y salvo raras excepciones, nadie quería escuchar y la respuesta más común era: "tiene que ser verdad lo que dicen, porque cotiza en bolsa".
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